domingo, 2 de agosto de 2009

TEATRO

En 1783 se creó en Buenos Aires la primer Casa de Comedias; el gestor de esta empresa fue el Virrey de las Luces, como se le llamaba al Virrey Vertiz. El teatro de La Ranchería desapareció por un incendio en 1792; allí se estrenó, tres años antes, Siripo de Manuel José de Lavarden, considerada la primera obra de un autor local. Cuatro años después del incendio de La Ranchería, se inauguró una nueva sala teatral, el Coliseo Provisional; y se la consideró como la sala de la revolución, quizá por lo cercana que ya se hallaba la revolución de mayo de 1810.
en este teatro también se estrenó Túpac Amaru (o La revolución de Túpac Amaru), una tragedia escrita en verso, la historia registra la revolución indígena que se produjo en 1780 en Tungasuka, Perú.
Tiempo después, cuando Juan Manuel de Rosas se hallaba a la cabeza de un gobierno absolutista, apareció la petite pieza El gigante amapolas de Juan Bautista Alberdi; en esta ocasión Alberdi utiliza por primera vez elementos del absurdo y del grotesco en la dramática argentina.


Descuartizamiento de Túpac Amaru. Grabado de la época.


Juan Moreira, en versión de José Podestá.
Calandria, de Martiniano Leguizamón.



En 1884 apareció el drama gauchesco Juan Moreira en forma de pantomima en el circo. Este folletín, de Eduardo Gutierrez, que apareció en un diario de Buenos Aires, fue la base de la primera pieza de teatro gauchesco, que más tarde se completó dramáticamente con textos extraídos de la novela (1886). Este ciclo se cerró en 1896, al estrenarse Calandria de Martiniano Leguizamón.


Por ese entonces Buenos Aires recibía gran cantidad de inmigrantes que llegaban a estas tierras en busca de una vida mejor. Con ellos, y de parte de los españoles, vino el sainete, estilo teatral que dio origen al sainete criollo. Surgió en ese momento, un grupo de autores que se inscribieron en este estilo y que contaban la vida de los porteños en los conventillos, en las calles y en los cafés.. A partir del comienzo del siglo XX la actividad teatral en Buenos Aires fue intensa. Diferentes compañías estrenaron numerosas obras inaugurándose de este modo la época de oro. Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto J. Payró, dieron a la actividad una creatividad poco común. Todos los estilos aparecen uno a uno, el sainete criollo, la gauchesca, la comedia de costumbre y alcanzaron su más alto lugar con Armando Discépolo. Fueron treinta años de numerosos autores y actores.

Alberto Vacarezza

Las de Barranco de Gregorio de Laferrere.

Florencio Sánchez.

Barranca Abajo, de Florencio Sánchez.

En 1930, al fundarse el Teatro del Pueblo, surgió el Teatro Independiente, movimiento de arte que trata de luchar contra el teatro comercial. Este movimiento se extendió por todo el país, se formaron muchísimos grupos que intentaron difundir el buen teatro. .

El Casamiento de Laucha, en una versión del Teatro del Pueblo.

Roberto Cossa, autor.
Como consecuencia de este movimiento, aparecen, en la década del treinta, tres líneas separadas entre sí. La primera, conocida como realismo social, se ve reflejada en Soledad para cuatro de Ricardo Halac, Nuestro fin de semana y Los días de Julián Bisbal de Roberto Cossa. La segunda línea, bajo la influencia de las obras de Ionesco y Beckett, presenta exponentes como Eduardo Pavlosky y Griselda Gambaro, que juntos realizaron El desatino, y separados: ella Los siameses y él Espera trágica y El señor Galindez.
La tercera y última de estas divisiones viene del grotesco, sus personajes son tragicómicos.

Julio Mauricio, autor.





Eduardo Rouner, autor actual.
El Teatro Abierto inició su actividad el 28 de Julio de 1981. Esta iniciativa tuvo continuidad y en el '82 se sumaron nuevos autores, directores y actores. En la actualidad el teatro es una actividad que se desarrolla normalmente. Durante los fines de semana hay, en Buenos Aires, alrededor de ochenta espectáculos que se presentan en diferentes salas

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